El día a día en un Vida a Bordo: aquí se viene a bucear
Estás a punto de embarcar en un Vida a Bordo, de tirarte una semana sin parar de bucear.
Y llega el momento.
Ese momento.
Llevas esperándolo mucho tiempo y está a un solo paso.
En frente tuyo, la que será tu casa durante la próxima semana y tu cruzando la pasarela hasta que, ahora sí, pones un pie en el barco por primera vez.
Sin duda uno de los momentos que más me emociona de cualquier Vida a Bordo, y es que, con un pequeño paso, estamos dando el pistoletazo de salida a una gran aventura y si, es un momento que me gusta saborear.
Que debemos saborear.
El descubrir todos los rincones del barco que será tu casa para la próxima semana, conocer a la tripulación o a los compañeros que han llegado antes que tú, ver tu cabina e intentar escoger la mejor cama antes que lo haga el compañero, el briefing de bienvenida…Una rutina que uno no se cansaría de realizar.
Y poco a poco, entre tanta emoción, el día, sin darte cuenta, va llegando a su fin: aún no estamos todos a bordo, irán llegando más durante la noche para mañana, cuando despunte el sol, dejar el puerto en popa y poner distancia de por medio: aquí, señoras y señores, hemos venido a bucear.
El día a día en un Vida a Bordo
5:30 am
Hace rato que la claridad ya empieza a entrar por la ventana de tu camarote y es que ayer, con la emoción y, también, el cansancio, la dejaste medio abierta, aunque, en verdad, eso da lo mismo, tu hace rato que estás con la mosca detrás de la oreja, hasta que decides que ya está bien de dar vueltas por la cama porque sabes, de sobras, que con las ganas que tienes de meterte en el agua ya no vas a poder dormir más.
La rutina en un Vida a Bordo es muy sencilla, se trata básicamente de cubrir las necesidades fisiológicas que uno tiene, es decir: Dormir, Comer y Bucear, y así, sucesivamente, una tras otra.
Nada más levantarte, sales a cubierta pensando que a esas horas no habrá nadie despierto pero que va, no eres un bicho raro: todos están igual que tú.
Uno o dos cafés de rigor para espabilarte mientras se da el Briefing de la primera inmersión del día: personalmente, junto con las nocturnas, mis favoritas, aunque, no nos engañemos, a cada hora te vas a sorprender.
¡A Bucear!
Poco después de las 6:00 saltas al agua, ya ni rastro del sueño que tenías solo unos minutos antes, estás en tu salsa, haciendo lo que te gusta y eso es algo que ni el madrugón más criminal puede ensombrecer.
A las 8:00 se desayuna, desayuno de campeones, por supuesto y luego, sin darte ni cuenta, sobre las 10:00 de la mañana, ya estás de nuevo allí, escuchando con atención cual será tu siguiente inmersión, comentando la jugada con el resto del grupo, un grupo que, poco a poco, con el paso de los buceos y los días, dejan de ser unos extraños para convertirse en tus compañeros de batallas. Al final de la semana, serán casi familia, ya lo verás.
Siguiente inmersión, la segunda del día. Tu continúas maravillado con todo lo que ves y te rodea, cada vez más cómodo, absorbiendo todo lo que hay a tu alrededor, intentado guardar y ordenar al mismo tiempo todas las cosas fascinantes que ocurren. Intentando que no se te escape nada.
Solo son las 12 de la mañana y ya tu Log Bock se ha vuelto loco con todo lo que has visto en las horas que llevas despierto, pero no hay tiempo que perder. Recordad, aquí, uno viene a bucear, con lo que después de comer y de la tregua inamovible e irrenunciable de la siesta, vuelta a empezar: Briefing y al agua.
Llevas 3 inmersiones, a cada cual mejor.
El Break de la Tarde, el mejor momento para soñar
Ahora es el momento de reunirse con tus compañeros en la cubierta superior del barco.
De poner en común todo lo que ha ido ocurriendo durante el día.
De enseñaros esas fotos que os tenéis que pasar antes de que termine la semana sin falta.
Y de reír, sobre todo de reír.
De echaros esas risas que tanto ayudan a eliminar el nitrógeno de tu organismo.
Quien sabe, igual depende del día que sea de la semana ya es el momento también de empezar a soñar juntos, a poner vuestros planes alrededor del mundo sobre la mesa para quedar para el año que viene en Maldivas, o en las Revillagigedo, o en Yibuti.
En verdad el destino es lo de menos: el mundo es demasiado grande y demasiado maravilloso para ponerse a escoger. Si a todo. La apuesta de los valientes.
Y el sol empieza a caer, ese mismo sol que hace doce horas no se podía contener y tenía que mostrarse a todos en horas fuera de toda lógica, ahora, vestido con colores imposibles, baja quemando a su alrededor un Mar que arde en el incendio más bonito que has visto jamás.
Mi momento favorito del día: la inmersión nocturna
Y si, por supuesto, llega el momento de tirarse al agua en medio de la oscuridad total.
Recordar, esto es un Vida a Bordo y hemos venido a bucear.
Ese paso de gigante hacia el espacio exterior que te absorbe de golpe, hasta que enciendes el foco y ves un mundo nuevo, completamente distinto al que llevas viendo todo el día.
Cazadores cazados, cazados cazadores.
Los más tímidos de la clase han perdido de golpe todo el pudor y se pasean por allí luciendo sus mejores galas, enseñando todo aquello que hace apenas unas pocas horas solo se intuía.
Eres un testigo de excepción de lo que guarda la noche, algo que está prohibido para la mayoría de los mortales, tú lo estás observando allí, en directo, y entonces te das cuenta de lo afortunado que eres cuando esa morena gigante pasa por tu lado contorneándose en busca de alguna presa o cuando te topas de frente con ese banco de preciosos calamares que se iluminan como si de atracciones de feria se tratasen.
La noche esconde lo mejor y lo peor, eso es idéntico encima que debajo de la superficie, y tú no lo puedes ni debes alterar, solo observar, allí no eres más que un invitado, nunca lo olvides.
Y el tiempo no deja de rodar ni el aire de bajar, y llega el momento de subir de nuevo a bordo y dejar que la vida siga su curso, devolviendo a la oscuridad más absoluta las profundidades del mar.
Tiempo de Brindar…
Pero no todo son malas noticias, ya es la hora de las cervezas y de las risas, algo bueno tenía que tener el fin de un día que, como el resto de los días que tienes por delante o que han terminado ya, difícilmente olvidarás jamás.
Esto es un Vida a Bordo y si, hemos venido a bucear.
Pero también a brindar.
Y si, revienta, así que, por muchas buenas intenciones, poco a poco, todo el mundo va cayendo a sus respectivos camarotes mientras tu resistes, no quieres que el día termine, pero es que no puedes con tu alma: miras el reloj, las 22:30 de la noche y para el arrastre. Tu antes molabas, piensas.
Pero recuerdas algo que vence definitivamente toda resistencia: mañana, más.
Y así, vuelta a empezar.