Buceo en Port Lincoln (Australia)
El mejor lugar del mundo para bucear con el Tiburón Blanco
Con Rafa Fernández
El mejor lugar del mundo para bucear con el Tiburón Blanco
Con Rafa Fernández
Desde 4.230€
Bucear con el Gran Tiburón Blanco siempre ha sido, para todo buceador, algo así como un sueño.
Son pocos lugares en el mundo donde eso es posible y muchos menos donde se puede realizar en buenas condiciones ya que este animal acostumbra a vivir en lugares de aguas frías y en donde, la visibilidad, no acostumbra a estar de nuestro lado.
Si la lista de lugares donde se puede hacer ya es corta de por sí, con el cierre definitivo de la Isla de Guadalupe esta ha quedado reducida aún más y, sobre todo, si queremos realizarla en buenas condiciones ya que, actualmente, y siempre según nuestra opinión, solo existe un lugar en el mundo donde poder vivir de esta experiencia al máximo y si, ahí os vamos a llevar.
Estamos hablando de Port Lincoln y las Islas Neptuno, en el sur de Australia.
Las islas de Neptuno fueron descubiertas por el explorador inglés Matthew Flinders en 1802 que les puso su nombre actual. Este es debido a que le parecieron en su día remotas e inaccesibles. Más de 200 años después, la historia no ha cambiado mucho.
Se trata de dos Islas, Neptuno del Norte y Neptuno del Sur. Sus calas escarpadas y rocosas son el hogar de la colonia de lobos marinos más grande de Australia mientras que en lo alto de sus promontorios de granito se pueden ver águilas marinas de pecho blanco cazando al mismo tiempo que se escucha el gorjeo de los loros de roca o, con suerte, se distingue con el legendario albatros. Es un paraíso para la fauna salvaje aislado de todo y de todos.
Otro de los muchos puntos destacados es ver a los raros y escurridizos leones marinos australianos interactuando en las rocas. En cada giro, en cada dirección, hay algo nuevo y único para observar: lobos marinos de nariz larga que aprenden a nadar en piscinas rocosas mientras frente a ellos el Océano Austral se estrella con fuerza contra el granito que forma las islas.
Y todo esto, solo es el telón de fondo de nuestra aventura: la búsqueda del Gran Tiburón Blanco.
Los machos de gran tiburón blanco (hasta 5 metros) habitan las islas durante todo el año. Las crías de León Marino nacen en el verano austral (diciembre a enero), pero no comienzan a entrar al océano hasta el invierno (de abril a agosto). Es entonces cuando las hembras gigantes de los grandes blancos (hasta 6 metros) llegan a las islas Neptuno. Es en esa época cuando iremos nosotros, por supuesto.
Pero es que la cosa no termina aquí, y es que ya que cruzamos medio mundo, vamos a aprovechar y presenciaremos una de los fenómenos de la naturaleza más increíbles que se pueden vivir, el desove de las Sepias Gigantes Australianas.
Cada año, en esas fechas, miles y miles de Sepias Gigantes se reúnen en las aguas poco profundas del Golfo Spencer para desovar, creando uno de los eventos más fotogénicos que se pueden presenciar y con la particularidad de poder llegar a los mejores lugares desde nuestra privilegiada posición en un Vida a Bordo.
Como veis, sin duda una aventura de lo más completa posible para uno de los lugares más increíbles del planeta.
PORT LINCOLN Y LAS ISLAS NEPTUNO
Allí se puede decir que es donde empezó todo y es que fue precisamente el que será nuestro anfitrión durante los viajes que vamos a realizar el que diseñó las primeras jaulas para sumergirse con Tiburones Blancos hace ya algunas décadas después de sufrir un violento ataque de uno de estos animales mientras participaba en un campeonato de pesca submarina.
Sobrevivió de milagro y en vez de criminalizar y odiar de por vida a estos animales, se dio cuenta de que lo necesario es protegerlos, amarlos y entenderlos y empezó una lucha sin cuartel para acercar al mundo a los Grandes Tiburones Blancos, lucha que ha dado sus frutos en forma de fundación que se dedica a estudiar y proteger a estos preciosos animales.
Con este currículo, desde La Plataforma del Buceo no nos planteábamos ningún otro lugar en el planeta al que llevaros a ver a este increíble animal pero es que además, aquí, y solo con el operador con el que vamos a trabajar, se puede disfrutar del que es, para muchos, el mejor buceo con jaula del planeta: en lugar de dejar la jaula en superficie, algo que también haremos, con nuestro equipo de buceo vamos a sumergirnos en ella hasta el mismo fondo marino, para poder tener una interacción totalmente distinta a la que se puede dar en cualquier otro lugar del mundo, con los Grandes Tiburones Blancos dando vueltas a nuestro alrededor, mientras disfrutamos de una visibilidad más que aceptable (con días de hasta 30 metros) y con unas condiciones de luz excelentes.
A pesar de que se pueden ver Grandes Tiburones Blancos alrededor de las Islas Neptuno durante todo el año, nosotros vamos a realizar nuestros viajes en la época en la que la posibilidad de verlos es más elevada (cercana al 90%) y en concreto cuando es el turno de las grandes hembras embarazadas, pudiendo a llegar a medir más de 5 metros de largo.
Y para aprovechar al máximo nuestro viaje, realizaremos un Vida a Bordo de 9 noches de duración y en el que vamos a disfrutar de 5/6 días de buceo con el Gran Tiburón Blanco, tanto en superficie como desde el fondo marino, junto con otros extras como desembarcos en las Islas Neptuno o, si se quiere, algún buceo con los miles de leones marinos que pueblan las islas y además, el extra de poder acercarnos a la gran migración de las Sepias Gigantes y ver su espectacular desove.
GRAN TIBURÓN BLANCO
Como la gran mayoría de escualos, el Gran Tiburón Blanco (Carcharodon Carcharias) es mucho más temible en nuestra imaginación que en la realidad. Sobre todo, a medida que aumentan los estudios científicos de estos esquivos depredadores, su imagen como salvaje máquina de matar comienza a desvanecerse.
El Gran Tiburón Blanco es el pez depredador más grande del planeta y es que de media miden en torno a los 4,5 metros, aunque se han registrado ejemplares que superaban los 6 metros de longitud y los 2.250 kilogramos de peso.
La parte superior del cuerpo es de color gris pizarra para fundirse con el fondo marino de las costas rocosas, pero deben su nombre al color universalmente blanco de su vientre. Son nadadores con forma de torpedo aerodinámico y tienen potentes colas que les permiten desplazarse a velocidades de hasta 25 kilómetros por hora. Incluso pueden salir por completo del agua, emergiendo al atacar a sus presas desde abajo.
Cuentan con hasta 300 dientes triangulares en forma de sierra, dispuestos en varias hileras que les sirven para alimentarse principalmente de leones marinos, focas, pequeñas ballenas e incluso tortugas marinas.
Su hábitat se reparte por las aguas costeras templadas del mundo entero, pero a pesar de que no existen datos fiables sobre su población, los científicos coinciden en que su número está cayendo rápidamente debido a la sobrepesca y las capturas accidentales, entre otros factores, y es por eso que figuran en la lista de especies en peligro.
Lo que quizás no sea tan popular son sus exclusivas ampollas de Lorenzini. Se trata de un sexto sentido que se abre al exterior en multitud de poros, especialmente distinguibles en su cabeza. Con ellas, y jugando con las concentraciones de calcio y potasio de una forma muy específica y adaptativa, consiguen detectar algo impensable para nosotros: campos electromagnéticos.
Este sentido lo usan para comunicarse durante sus interacciones sociales y reproductivas. Y, lo que es más fascinante, con él detectan presas incluso si están camufladas visualmente, permanecen estáticas o no emiten ningún olor. Como su umbral de detección es de un voltaje bajísimo detectan la presa simplemente por la alteración eléctrica de su latido cardíaco.
Para rematar, las ampollas de Lorenzini funcionan como brújulas endógenas que les procuran orientación permanentemente. Recordemos que nuestro planeta, gracias a su núcleo de hierro, es un gigantesco dipolo. Los seláceos, que detectan los campos magnéticos que éste genera, siempre tienen claras sus referencias cardinales.
Estamos pues, ante un grupo de animales que navegan y detectan presas o enemigos mejor que cualquiera de nuestras modernísimas embarcaciones dotadas de sónar, radar y GPS.
Esto último, por eso, lo comparten todos los elasmobranquios, desde el enorme Tiburón Ballena al Tiburón Azul, pasando por los Tiburones Tigre o los Tiburones Martillo. Sin embargo, la fama se la lleva el Gran Tiburón Blanco. ¿Por qué?
De entrada, pertenece a la familia de los lámnidos, un club selecto de cinco especies vivientes extraordinariamente hidrodinámicas, robustas, compactas, rápidas, grandes y con una dentición muy desarrollada. De todas ellas, el Carcharodon Carcharias es la que puede alcanzar un mayor tamaño. Y claro, a la hora de depredar, el tamaño importa.
Sin embargo, una de las mayores virtudes de este animal no se ve a simple vista, sino que la esconde en su aparato digestivo: la gestión de la grasa.
Antes de explicarlo es necesario recordar que, a diferencia de los osos o las orcas, estamos hablando de un pez, es decir, un “animal de sangre fría”. Esto significa que su fisiología no le permitiría calentar lo que se está comiendo.
Es importante porque las grasas, para ser procesadas, tienen que estar en estado líquido, es decir, deben “derretirse”. El Tiburón Blanco, en principio, no podría realizar este proceso por lo que de poco le serviría, en términos energéticos, la sabrosa y grasienta foca que se acaba de merendar. Pero la evolución lo ha dotado de un mecanismo espectacular: una rete mirabile extraordinariamente desarrollada. Se trata de una compleja red de arteriolas y vénulas muy cercanas entre sí que, por un sistema de contracorrientes, consigue dos efectos locales muy interesantes: elevar la presión parcial de oxígeno y aumentar la temperatura.
Esto evita que el calor generado metabólicamente por el escualo se disipe hacia el agua circundante, como le pasa normalmente a los peces, consiguiendo elevar su temperatura interna hasta 15ºC en áreas anatómicas concretas. Las consecuencias son más que provechosas: puede aumentar su área de distribución por aguas frías, su contracción muscular es más eficiente y rápida, su cerebro procesa mejor la información y su digestivo asimila las grasas con una eficiencia impensable para un pez.
En suma, no es sólo un extraordinario depredador por su anatomía, sino por una práctica homeotermia fisiológica que le permite depredar eficaz y activamente presas de sangre caliente como las rápidas focas.
¿Aún no teníais ganas de conocer a esta maravilla de la naturaleza?
Espero que ahora ya si.
RAFA FERNÁNDEZ
Desde que era un niño, su vida ha estado ligada al mar y al mundo de la imagen submarina, aprendiendo y viajando junto a su padre, fotógrafo submarino también desde hace más de 30 años.
Su vida es el mar, su pasión es el mar y su obsesión es el mar.
Viajar y poder captar la belleza de los rincones más increíbles de los océanos, es el sueño en el que trabaja. Su objetivo no es otro que dar a conocer este increíble y desconocido mundo con el fin de que se proteja.
Hacerlo rodeado de gente que comparte está misma pasión y a la que puede ayudar a llevarse a casa unas imágenes que sean más que un recuerdo, incluso con la cámara de acción más antigua, es algo que le llena de energía y le hace no parar ni un segundo para que todos podamos ser los necesarios embajadores que necesita el mar.
A pesar de ser ingeniero especializado en energías renovables, buzo profesional e instructor de buceo, el haber ganado los más importantes certámenes de fotografía submarina desde 2012 (siendo el más joven en ganar el Campeonato del Mundo y de Europa), le han permitido dedicarse profesionalmente a la fotografía y el video submarino, así como a la divulgación y formación en cuanto a medioambiente e imagen submarina se refiere. Además, haber sido nombrado recientemente National Geographic Storyteller le ha ayudado a poder seguir trabajando en este sueño con mayor motivación e intensidad.
NUESTRO BARCO
MV Rodney Fox (fotos)
Las cabinas se distribuyen de la siguiente manera:
Como la gran mayoría de escualos, el Gran Tiburón Blanco (Carcharodon Carcharias) es mucho más temible en nuestra imaginación que en la realidad. Sobre todo, a medida que aumentan los estudios científicos de estos esquivos depredadores, su imagen como salvaje máquina de matar comienza a desvanecerse.
El Gran Tiburón Blanco es el pez depredador más grande del planeta y es que de media miden en torno a los 4,5 metros, aunque se han registrado ejemplares que superaban los 6 metros de longitud y los 2.250 kilogramos de peso.
La parte superior del cuerpo es de color gris pizarra para fundirse con el fondo marino de las costas rocosas, pero deben su nombre al color universalmente blanco de su vientre. Son nadadores con forma de torpedo aerodinámico y tienen potentes colas que les permiten desplazarse a velocidades de hasta 25 kilómetros por hora. Incluso pueden salir por completo del agua, emergiendo al atacar a sus presas desde abajo.
Cuentan con hasta 300 dientes triangulares en forma de sierra, dispuestos en varias hileras que les sirven para alimentarse principalmente de leones marinos, focas, pequeñas ballenas e incluso tortugas marinas.
Su hábitat se reparte por las aguas costeras templadas del mundo entero, pero a pesar de que no existen datos fiables sobre su población, los científicos coinciden en que su número está cayendo rápidamente debido a la sobrepesca y las capturas accidentales, entre otros factores, y es por eso que figuran en la lista de especies en peligro.
Lo que quizás no sea tan popular son sus exclusivas ampollas de Lorenzini. Se trata de un sexto sentido que se abre al exterior en multitud de poros, especialmente distinguibles en su cabeza. Con ellas, y jugando con las concentraciones de calcio y potasio de una forma muy específica y adaptativa, consiguen detectar algo impensable para nosotros: campos electromagnéticos.
Este sentido lo usan para comunicarse durante sus interacciones sociales y reproductivas. Y, lo que es más fascinante, con él detectan presas incluso si están camufladas visualmente, permanecen estáticas o no emiten ningún olor. Como su umbral de detección es de un voltaje bajísimo detectan la presa simplemente por la alteración eléctrica de su latido cardíaco.
Para rematar, las ampollas de Lorenzini funcionan como brújulas endógenas que les procuran orientación permanentemente. Recordemos que nuestro planeta, gracias a su núcleo de hierro, es un gigantesco dipolo. Los seláceos, que detectan los campos magnéticos que éste genera, siempre tienen claras sus referencias cardinales.
Estamos pues, ante un grupo de animales que navegan y detectan presas o enemigos mejor que cualquiera de nuestras modernísimas embarcaciones dotadas de sónar, radar y GPS.
Esto último, por eso, lo comparten todos los elasmobranquios, desde el enorme Tiburón Ballena al Tiburón Azul, pasando por los Tiburones Tigre o los Tiburones Martillo. Sin embargo, la fama se la lleva el Gran Tiburón Blanco. ¿Por qué?
De entrada, pertenece a la familia de los lámnidos, un club selecto de cinco especies vivientes extraordinariamente hidrodinámicas, robustas, compactas, rápidas, grandes y con una dentición muy desarrollada. De todas ellas, el Carcharodon Carcharias es la que puede alcanzar un mayor tamaño. Y claro, a la hora de depredar, el tamaño importa.
Sin embargo, una de las mayores virtudes de este animal no se ve a simple vista, sino que la esconde en su aparato digestivo: la gestión de la grasa.
Antes de explicarlo es necesario recordar que, a diferencia de los osos o las orcas, estamos hablando de un pez, es decir, un “animal de sangre fría”. Esto significa que su fisiología no le permitiría calentar lo que se está comiendo.
Es importante porque las grasas, para ser procesadas, tienen que estar en estado líquido, es decir, deben “derretirse”. El Tiburón Blanco, en principio, no podría realizar este proceso por lo que de poco le serviría, en términos energéticos, la sabrosa y grasienta foca que se acaba de merendar. Pero la evolución lo ha dotado de un mecanismo espectacular: una rete mirabile extraordinariamente desarrollada. Se trata de una compleja red de arteriolas y vénulas muy cercanas entre sí que, por un sistema de contracorrientes, consigue dos efectos locales muy interesantes: elevar la presión parcial de oxígeno y aumentar la temperatura.
Esto evita que el calor generado metabólicamente por el escualo se disipe hacia el agua circundante, como le pasa normalmente a los peces, consiguiendo elevar su temperatura interna hasta 15ºC en áreas anatómicas concretas. Las consecuencias son más que provechosas: puede aumentar su área de distribución por aguas frías, su contracción muscular es más eficiente y rápida, su cerebro procesa mejor la información y su digestivo asimila las grasas con una eficiencia impensable para un pez.
En suma, no es sólo un extraordinario depredador por su anatomía, sino por una práctica homeotermia fisiológica que le permite depredar eficaz y activamente presas de sangre caliente como las rápidas focas.
¿Aún no teníais ganas de conocer a esta maravilla de la naturaleza?
Espero que ahora ya si.
Día 30 de Junio de 2025
Una vez llegados al Aeropuerto de Port Lincoln, nuestro transfer nos estará esperando para llevarnos hasta el Marina Hotel, donde esperaremos a que llegue la hora de embarcar, sobre las 18:30 de la tarde. Los que lleguen por la mañana pueden elegir alguna actividad optativa para conocer esta zona de Australia como visitar los viñedos o ir a alguna de las múltiples y famosos granjas de ostras para deleitarse con ellas. Pídenos más información al respecto.
Una vez ya en el barco, y después del reparto de camarotes, se procederá a dejar listo todo el papeleo antes de empezar con la charla de seguridad, fundamental.
Este día, la cena se servirá cuando partamos ya en dirección a las Islas Neptuno, el lugar de la acción durante los próximos días.
Dia 1 de Julio de 2025
¡Que empiece el Show!
Nos despertaremos ya en las Islas Neptuno y nos prepararemos para comenzar a detectar algunas aletas dorsales desde la superficie. Una vez avistadas, se informará a los buzos mientras las jaulas llegan al agua ya listas para la acción. Normalmente este primer día hacemos que primero todos los buzos puedan ver a los grandes Tiburones Blancos desde las jaulas en superficie para ya luego descender a lo más profundo para poder ver la acción desde el fondo del océano (solo para buceadores certificados).
Por la noche, será el momento de descargar imágenes y luego relajarse, descansar o hablar sobre el día mientras cenamos en el buffet, participamos en la charla de investigación del Gran Tiburón Blanco (realmente interesante, con algunas fotografías fantásticas) o en alguno de los Workshops de nuestros Coordinadores para después ver el increíble cielo nocturno y antes de retirarnos al camarote para estar listo para las aventuras del día siguiente.
Días 2, 3 y 4 de Julio de 2025
¡Más inmersiones en la jaula de superficie y en el fondo marino!
También tendremos la oportunidad de subirnos al bote auxiliar e ir ver los Lobos Marinos de Nariz Larga y hasta de caminar por las islas de Neptuno. En ellas la presencia de aves es abrumadora junto con algunas especies de reptiles y, a veces, también podemos observar a los escurridizos Leones Marinos Australianos.
Día 5 de Julio de 2025
Este será nuestro quinto día de buceo con el Tiburón Blanco, al que conoceremos ya a la perfección.
Después de seguir buceando con él durante la mañana, por la tarde, y dependiendo de la actividad, podremos aprovechar para poder hacer snorkel o bucear con tanque con los juguetones y ansiosos Lobos Marinos de las Islas Hopkins, para poner una guinda perfecta a este viaje y conocer otra especie más debajo del agua.
Luego, ya al atardecer, nos dirigiremos hace le Golfo Spencer, donde nos esperan las Sepias Gigantes y su desove.
Día 6 y 7 de Julio de 2025
Estos dos días lo dedicaremos a uno de los fenómenos más espectaculares que se pueden ver hoy en día en el mar, cuando miles y miles de Sepias Gigantes de Australia (Sepia Apama), que pueden llegar a medir más de un metro y pesar más de 10 kilos, se juntan el este Golfo para desovar todas a la vez, creando uno de los espectáculos más fotogénicos que podemos ver.
Día 8 de Julio de 2025
Este último día completo a bordo, lo dedicaremos a buscar algunas de las criaturas más “raras” de la costa australiana, y de entre ellas, la que más destaca es el Dragón de Mar Foliado, que pueden llegar a medir más de 50 centímetros.
Por la noche, empezaremos a regresar a Port Lincoln, donde llegaremos por la noche. Cena de despedida y última noche a bordo.
Día 9 de Julio de 2025
A las 9:00 de la mañana desembarcaremos para empezar a poner rumbo a casa, después de haber vivido una de las aventuras más increíbles que se pueden vivir hoy en día y, esperemos, que bien cargados de recuerdos y de imágenes que nos acompañarán el reto de nuestra vida.
*El itinerario es solo indicativo (sujeto al clima y cualquier otra circunstancia que pueda afectar la programación de eventos).
Si quieres reservar o solicitar más información, solo tienes que decirlo…
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